La Pintura como pasión callada


Jose Lúis Puerto

     (Premio Castilla y León de las Letras)



“En esencia, hay dos tipos de artistas: los que se exhiben de continuo y dedican más tiempo a relacionarse que a crear; y los que se esconden, los que entienden que crear requiere mucha vidainterior. Los primeros son mas superficiales, los segundos, más hondos. José Luis Bernal pertenece a esta segunda categoria. Es la que yo prefiero.

La creacion pictórica de José Luis Bernal está marcada por la lentitud y el rigor; por la exigencia y la necesidad de mostrar un mundo propio. Y ese mundo propio tiene que ver con su lugar primordial, su espacio de la raiz, su paraiso personal: La Alberca.

En la pintura de José Luis hay alma, está atravesada por el alma, se advierte la presencia del mundo propio, de una presencia de lo psiquico que enseguida nos cautiva y nos lleva al territorio del misterio, de la sugerencia, de una pasién callada.

Recorriendo sus cuadros, enseguida percibimos y caemos en la cuenta de que, en no pocos de ellos, hay espacios sentidos y meditados.

En la pintura es de capital importancia la luz; la luz como simbolo, como significación suprema de las cosas, de la materia, de los espacios; pero la luz también como estado de énimo, como emanación del cosmos y de la vida del espiritu.

Fijémonos siempre en la luz, cuando contemplamos sus cuadros. De ella, irradian no pocos significados.

Pero no sólo se queda el artista en la representación de su lugar primordial. Va más allá y plasma otros ambitos, siempre en busca de una belleza plástica y de captar el alma de los lugares.

Sus dibujos son precisos, detallistas, esenciales al tiempo, pero —y esto nos interesa mucho— son delicados y sobre todo, plasman esa vibracion del espíritu que se alberga en el mundo, en el espacio y en los seres humanos.

Sus pinturas sobre la naturaleza y el paisaje plasman atmósferas, estados psiquicos, estados del alma. A veces, su delicadeza de tal índole, que nos evocan los trazos de esos dibujos japoneses, en los que una mancha, una sugestión, una linea, un perfil difuminado… nos transporta a un mundo de ensueño, que va más allá del que nos toca vivir.

Para terminar, José Luis Bernal, como indagador que es, tontea en varias direcciones, pero con esa lentitud y ese silencio que lo caracterizan, para descubrir nuevos territorios estéticos y profundizar en ellos.

Porque no hay arte, ni creación de ningún tipo, sin tanteos, sin riesgo, sin ponerse en juego de continuo. Esto lo sabe muy bien Bernal, de ahí que no se quede estancado ni autosatisfecho con lo ya conseguido, sino que necesite ir más allá, hasta donde su talento y su ánimo lo lleven.

Nos encontramos con un compromiso del artista consigo mismo y con su arte, al tiempo que una práctica del ante —de la pintura y de otras manifestaciones con la que sabemos que indaga—, vivido como pasión callada, una pasión que sabe transmitimos maravillosamente, pues nos emociona y nos transporta siempre al territorio de la belleza y de la vida del espíritu, que es ahi donde reside el arte verdadero como el que José Luis Bernal, para nuestra fortuna, cultiva.”